Entonces ella se desnudo , se desnudo y no fue ropa lo que fue arrancando de su cuerpo con suavidad y dolor, fueron promesas, gestos, miradas, suspiros, encuentros , para mirarse nuevamente desnuda, frente a un espejo y admirar su piel sin tanta sangre, sin tantas heridas.
Aunque en lo profundo sabia, que las tajadas hondas de su vida no eran de nadie mas que suyas.
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